viernes, 21 de diciembre de 2012

Si acaso

No sólo no publicó mi artículo sino que se tomó la molestia de corregirlo con un bolígrafo rojo de tinta desvaída y moribunda; algo que nunca antes había hecho y que mis otros jefes, allá en mi patria voladora y antipodiana, afiliados a épocas muy anteriores hubieran considerado una humillación y un desprestigio. Luego, en la penumbra de la oficina, lo tiró a la basura.
- La provocación ya no interesa - Miraba serio y profundo a la calle a través de las persianas entornadas - Lo políticamente incorrecto es ya lo más correcto, no se puede ser correcto ¿entiendes? Luego, no puedes ser incorrecta. Así de simple. - Volvió hacia mí su rostro.
Lo contemplé un tanto perdida, no le había seguido bien. Continuó perorando un rato y finalmente, por compasión, solidaria y empática, dijo, me asignó gustoso una columna de opinión. Antes de que le diera la espalda, contenta y desolada, me asestó el golpe mortal:
- Si vas a hablar de poesía, no saques los datos de una enciclopedia o no copies las frases completas, por lo menos, siquiera cambia el nombre del autor.
Enrojecí pero aún tuve el coraje mauriano de afirmar, como si no me hubiese atrapado.
- Si un cínico vende latas de merde d´artiste ¿por qué no puedo plagiar poemas?
- porque entonces no es poesía - respondió con suave sonrisa de gorila - ¿Qué es eso de merde d´artiste? Suena bien para tu próximo trabajo de investigación.
- Es arte.
Nos miramos algo irritados, como siempre, luego nos encogimos de hombros.
- Ten aquí un artículo para mañana - afirmó con algo menos de severidad. Había una temperatura cálida en el aire, un cielo azul que se intuía más allá de la ventana, que impedía llegar a mayores. El cuerpo se abandonaba y no me hubiera seguido a la acción, ni siquiera verbal. Tan sólo un espasmo de corazón guerrero que se resiste, bramó desganadamente para los adentros, cerrando los ojos al medio ambiente navideño:¡Burro, inculto! Mientras, el verdadero burro y el buey afirmaban, cabezones y aburridos, que su pregunta y mi insulto no eran más que pura retórica. Debió leer mi mente porque se sonrió para sus propios adentros relamiéndose los dientes.
Cuando llegué a casa, fui directa al google. ¿Cómo se nominaba aquel "filósofo poeta", bastante pesado y cursi, que no conocía nadie más que mi jefe y que mi jefe detestaba? Ah, sí... Lo hallé: CTRL C + CTRL V:
"No me preguntes si te amo pues sabes que el terror cuando anochece se diluye en el conocimiento del amanecer inevitable. Hay ciclos invisibles que sólo son retazos durante la infancia eterna y la juventud basculante. El equilibrio es pues, una empírica esperanza y no una posición entre dos desaforados sentimientos" Quité todas las comillas pero no le quité el nombre pues esto no era el plagio sino sólo la cita. El artículo consistiría en la crítica a estos textos. ¿Habría el merde hecho una? Con su labia extraordinaria... Era una pena, realmente, que todos ellos no se hubiesen dedicado a la literatura.
De nuevo busqué con el google. Resultaba difícil de creer pero sí, había críticas a tutiplén sobre ese texto aunque ninguna del merde, no siempre se puede tocar el cielo.
Escogí una especialmente adoradora de su objeto.
CTRL C + CTRL V + CTRL G
La poesía me contagió por un momento y me pregunté algo triste ¿me acomodé a los tiempos, fue por venganza o fue siempre así sólo que bajo la ceguera de la autoinconsciencia? ¿Quizás la influencia intermitente de...? ¿Cuándo fue que me corrompí? ¿Dónde está la línea que avanza junto a nosotros, como el horizonte, alejándose, cada vez que damos un paso hacia ella tratando de definirla?
"La belleza del color"- se exaltaba el admirador, inmune a mis divagaciones atemporales - "que torna en madurez es como el instante en que nace un niño o teje su tela una araña, el milagro del ojo ciego que señala de pronto una nube" - Estaba claro que al tiempo que lo "criticaba", trataba de imitar su estilo - "Fecundas mi corazón con cada una de tus lágrimas que en superficie provocan una risa seca, espasmódica, un asombro escueto que se esconde. Fecundas mi corazón como el apretón de un socorrista sobre el pecho, sin la bocanada de aire correspondiente. El ahogo de un pez fuera del agua con la maravilla del nuevo mundo en la mirada y el recuerdo del interior de la oscura crisálida en que sufrió tanto esfuerzo, tanto dolor, para luego de un salto, volver al elemento en que la vida aún se le permite sin revancha".
Para tal palo tal astilla. Estaba claro que este crítico creía amar sin costuras a su criticado y además se creía invisible, el niño con los ojos tapados. Sentí de pronto una punzada agudísima de envidia, como un intenso dolor físico.
"Te amo por delegación, en una rebeldía brutal e insospechada. Es como andar cabeza abajo mientras arrecian las risas que toda la vida desprecié sin demostrarlo. Hasta ahora. ¿Me comprendes o me construyes? ¿Me resucitas o tan sólo permites mi supervivencia?"
Luego seguía una retahila interminable de te amos.
Nunca tuve criterio, en eso al menos estábamos de acuerdo.