domingo, 11 de noviembre de 2012

Despierto entre los brazos que me acogen, la red del trapecista, la cabeza apoyada sobre un pecho tibio que apenas late. Toda la sangre se le agolpa en el pensamiento, precipitado y directo. Rememoro la disyuntiva en que me ahogaba la tarde anterior, previa a una noche oscura, sin luna, antes de llegar a casa y refugiarme en él del naufragio de ese mundo público, figurativo y ornamental. - Las noticias deben adecuarse al lugar en que se publican. - pero eso - protesté - es escribir lo que quieren escuchar. La información debe contar los hechos y atenerse a ellos. - No seas ingenua. No te estoy diciendo que falsees datos aunque sí que hay muchas maneras de enfocar un asunto. De todos modos, de lo que se trata es de que elijas mejor el tema, ya estoy teniendo demasiada paciencia contigo. Existe demasiada información, necesitas un filtro. No seas estrecha. - Cualquier dato puede ser una buena noticia y resultar interesante, si se presenta, como dices, de manera adecuada. - No, no cualquier dato puede funcionar como una noticia correcta. ¿Por qué no escoges algo que resulte significativo para tus lectores? ¿En qué crees que se basan los periódicos locales? Aunque sonara ciertamente cínico, tenía razón, como siempre. No podía camelarle ni tampoco convencerle sin dejar de lado sus propios argumentos, así que traté de fintarlo. - ¿Por qué no me pones a escribir una columna de opinión? - Con más razón - rezongó enfadado - Haz lo que te digo. Reconocí mi error. Me fui a casa. Por la mañana salí perezosamente de mi entorno salvavidas y me dirigí directa al despacho. Mi jefe quería un artículo para mañana y lo quería sostenible y autóctono. Eso significaba escribir sobre la crisis y los valores morales de toda la vida, vistos a través del ojo externo y presuntamente objetivo de un foráneo o bien... escribir sobre algo que ocurría en mi país de infancia, muy lejos de allí, en las precisas antípodas del lugar al que el destino me había consagrado. Hubiera querido escribir sobre ese hermoso espectáculo de la carrera de hembras de canguro rojo, las blue flyers, voladoras azules, con un suave pelaje en la parte superior en tonos gris azulado, en la reserva de Queensland pero no lo permitían. De mal humor agarré un folio, a la vieja usanza, y con el espíritu de rebeldía y contradicción propio de los voluntariamente sometidos, escribí los resultados del encuentro deportivo entre los dos equipos arropados, según me habían dicho los vecinos locales, respectivamente por Bildu y el Gobierno: ETA 829 - BANCOS 2. Me pareció un buen título para un espectáculo grotesco. Luego redacté el artículo y lo envié sin ganas a la redacción.
(manifestación en Barakaldo)