jueves, 26 de julio de 2012

Preview

Un hombre busca la verdad en los reflejos. No es que sea un intelectual husmeando en las cavernas de Platón sino que es un poeta disléxico que leyó un relato de una sombra y busca ahora ese cuento en las calles, hallando ecos de su propia realidad en las des que se curvan a la izquierda. Lo observo desde la esquina de mis ojos, observándome con su rostro de mirlo atento e infiltrado a través de la imagen de mi reflejo en el cristal. Imagen que compongo, tensa, mientras él se mantiene al acecho, esperando el instante, pequeño, preciso, tan pasajero que parece una mentira; ese momento de distracción en que uno olvida su discurso y la mirada del hombre soñoliento se hace sincera o simplemente se hace. El leve instante en que se conoce a un hombre.No quiero descubrirme. He aquí un hombre que levanta faldas delante delrespetable y que te contempla, seguro de sí mientras se equivoca con naturalidad, sin empacho ni rencor hacia sí mismo; yo, en cambio, formo parte del respetable que se culpa y que aplaude, extrañamente, por sincera cortesía que no por gusto sincero y cuando estoy a solas, apenas existo más allá de un estado animal y catatónico, con pinceladas espontáneas de luz naciente, en medio de la oscuridad que sobreviene.

El periodismo de hoy día, por lo general, con excepciones gloriosas, busca ser protagonista de la noticia, motor visible. Del olor a tinta, a papel o, en su caso, a electricidad, emana un aura obesa, que se hace notar a la hora de moverse, incluso sabiendo, como saben, cuán orgullosos deberían estar del poder que un día de presagio, el oráculo les susurró en la lluvia que tendrían, poder que, sin embargo, ven ahora tambalearse. Se embriagan como un gato empachado en medio de una tarta de bodas. Lanzan consignas, decidiendo de pronto que, ya que han de hacer nuevos ricos, por qué no postularse prontamente a sí mismos, antes que la fiesta acabe, sin su alegre mirada, sustituída por la mirada turbia del que aún no quiso olvidar todo lo que un día no muy lejano criticó con celo. Antes, la cosa era distinta. Los hombres de antaño, estreñidos, rectos, tenían entre las palabras que formaban parte de sus ideales algunas tales como nobleza, objetividad, exactitud y justicia, las llevaran o no a la práctica; claro que entonces la verdad, con o sin certezas, no era tan relativa y todas estas palabras eran como un cálido trago de vino que te anestesia en pos de un sueño que adormezca la conciencia.

martes, 24 de julio de 2012

Cuánto te equivocas, responde él seco. Soy principalmente un intelectual. Sí, es cierto que trato de encontrar la normalidad propia en esos espejos en los que encuentro a la mujer que no eres. La contemplo con curiosidad de cirujano. Abrir y sanar aunque cueste la vida que me das y que, como un hermano concebido intencionadamente, puede y quiere salvarme. Ella extenderá el brazo, nos tocaremos, invirtiendo al momento cada lado del uno en el del otro. Ahora vivo en un mundo cruzado, mis compañeros en el otro canto de la moneda. De todos modos, no busco verdades sino caminos. Me cautiva el brillo en la otra orilla, impune. Jamás levanto faldas al descuido, nunca al descuido. Sólo empleo, como habrás visto, cierta ostentación con las faldas de las maniquíes desperdigadas a la espera por la tienda, en esa calma plástica y eterna de una nada perdida recobrando su sentido, no sé si de derecha a izquierda o de izquierda a derecha.
Por favor, pedí inquieta, tratando de esquivar el reflejo incómodo de sus ojos, cuéntame un chiste. Creí que eso le haría volver su pensamiento hacia sí mismo, hacia sus recuerdos, olvidándome y permitiendo así mi existencia tan sólo desde el interior.
- Según el colectivo de escritores Wu Ming, la visión de la película El castañazo - y en particular el personaje de Reggie Dunlop interpretado por Paul Newman - tuvo un papel fundamental en el nacimiento del Luther Blissett Project. Ellos narran esta historia en la entrevista titulada “Cómo El castañazo inspiró una revolución cultural. Henry Jenkins entrevista a Wu Ming”. El entrevistador es profesor del MIT, titular de la cátedra Estudios comparativos sobre los medios de comunicación - me espetó sin demora de una sentada, contemplándome por primera vez directamente. Luego se tapó los ojos con las palmas de las manos, inclinando la cabeza hacia delante. Bajo la punta de la nariz que asomaba pude apercibirme de la sonrisa que acompañó como un guante al gorjeo de su garganta, marcando el ritmo de sus hombros, de pronto agitados en una leve y dispersa conmoción.
No supe si consolarlo con un abrazo o marcharme.
Comprendo tu ira, dije finalmente. Y me fui, mirando atrás. Seguía riendo tras las palmas, lo que me dio tiempo a alejarme.
http://es.wikipedia.org/wiki/Luther_Blissett_(seud%C3%B3nimo_colectivo)

domingo, 22 de julio de 2012

Lo cierto es que es extremadamente frustrante ser titular de uno mismo únicamente por decreto, letras sobre el papel; basada la idea en una ética que sólo comprenden los humanos, en teoría, y los animales - y los hombres - por instinto, defensivo o amoroso, quien lo sabe. Mandatos imperiosos que conocemos sin deletrear. Lo repito, es extremadamente frustrante poseerse únicamente por decreto. Ser el único propietario, a ratos, de algo casi por completo desconocido que, en ocasiones, se nos vuelve ajeno, una especie de juguete fantástico y en realidad inexistente del que con frecuencia hablamos como si fuese una cosa real situada fuera de nosotros. ¿Quiénes somos? No sólo quienes somos como pregunta imbricada en el "Origen" sino también trabada en el contexto. La lucha entre lo que sentimos que somos y quienes los otros deciden que seremos, que somos. Brujas y transexuales, se me ocurren como ejemplos extremos de la definición externa e impuesta frente a la interna, tomando el control hacia el exterior. De cualquier modo, parece que desde el comienzo y a pesar de que se diga lo contrario, hemos optado por tomar como base de toda construcción y de toda realidad, al deseo, el sueño de la voluntad. ¿Habrá nacido el mundo únicamente de la voluntad de ser? ¿Existe el deseo como herramienta para dar forma a lo que es, más allá de lo que, siendo real de cabo a rabo, llamamos apariencias? ¿Es entonces la realidad irreal y los sueños ciertos? Imagino un mundo para una posible novela, como un campo de pruebas, con realidades irreales donde aprender a través de la dilación entre el deseo y el hecho que las consecuencias son verdaderas. Pero, imagino, mi imaginación no es más que un sueño surgido de un deseo veraz, si es que no es el resultado de un aprendizaje de deseos ajenos.

martes, 17 de julio de 2012

Dos cisnes